Desarrollo económico

Desarrollo económico sin precedentes

Entre 1450 y 1570-80, la sociedad europea conoció un proceso de expansión económica del que también participaron el País Vasco y Gipuzkoa. Nuestro territorio, con un tradicional autoabastecimiento de cereales deficitario, pudo resolver la balanza negativa gracias a la exportación de hierro propio y lanas de Castilla, Navarra y hasta Aragón, actividades que permitieron la importación de aquellos productos en los que era deficitario, así como el de otros, ya que por sus puertos transcurría gran parte del tráfico entre la Península y la Europa atlántica.

Todo este desarrollo económico consolidó las rutas provinciales para dar salida a los diversos productos y en actividades basadas en la riqueza forestal e hidrográfica de la Provincia, que, amén de la actividad siderúrgica, potenció la construcción naval y el comercio.



Economía del hierro: ferrerías e industria armera

Es conocido el peso de las ferrerías y la industria siderúrgica en la economía guipuzcoana (consultar el mapa interactivo de localizaciones y productos). De hecho, las minas existentes en el territorio no eran suficientes y se importaba mineral en bruto de Bizkaia, sobre todo de Somorrostro. Gipuzkoa disponía de fuerza motriz hidráulica, esencial para el funcionamiento de las ferrerías, así como grandes extensiones de bosque empleadas como fuente de combustible (carbón vegetal).

Uno de los aspectos más relevantes de las ferrerías es el gran número de trabajadores que abarcan, directa (ferrones, herreros, armeros, claveros…) e indirectamente (mineros, carboneros, transportistas, leñadores, abastecimientos). Gran parte de estas labores eran llevadas a cabo por habitantes del sector rural, actividades complementarias pero fundamentales para la economía del caserío, unidad básica de explotación agro-pecuaria basada en la casa-familia. Algunos autores han llegado a calcular que las ferrerías daban trabajo a un porcentaje de población que oscilaba entre el 20 y el 40%.  

La producción armera estaba vinculada directamente al hierro, y fue un sector fundamental de la economía del XV-XVI, en especial, pero no exclusivamente, en el valle del Deba, tanto en armas blancas como de fuego. De hecho, en 1573 se crearon las Reales Fábricas de Armas de Placencia (Soraluze), destinadas a cubrir las necesidades de la Corona. No se trataba tanto de un edificio donde se produjeran industrialmente, en el moderno concepto de fábrica, sino del control del suministro de materiales, producción especializada y exportación, que abarcaba toda la comarca. Mineral, carboneo, viveros de árboles para mangos, culatas y lanzas, ferrerías, talleres de todo tipo, a menudo concentrados en localidades concretas –unas se especializaban en picas y machetes, otras en mosquetes y arcabuces, otros en espadas, etc.- constituían un complejo sistema de producción armera que, más allá de abastecer las necesidades de la Corona, exportaba hasta las Indias por Andalucía.

Más información en  “La industria del hierro” (Colección Bertan)



Construcción naval, comercio y pesca

Los astilleros fueron un importante pilar en la economía guipuzcoana desde la Edad Media. La abundancia de estuarios y de bosques relativamente cercanos a la costa y la posición estratégica en las rutas comerciales de la Península y la Europa atlántica, permitieron su desarrollo en un momento de expansión económica general desde fines del XV.

En un primer momento, la exportación de hierro se convirtió en la principal actividad comercial de los puertos guipuzcoanos, en tanto que la salida de otros productos hacia mercados europeos constituyó más una labor de transporte e intermediación. No obstante, desde fines del siglo XV, aumenta la presencia guipuzcoana en el comercio de bienes no producidos en la Provincia, más allá de su transporte, en el eje Castilla / Flandes. Incluso llegó al mercado mediterráneo. Lejos de implicar de forma exclusiva a las poblaciones costeras, las poblaciones del interior también participaron activamente en el transporte de los diversos productos destinados a este tipo de actividades. Así, se daba salida a los productos procedentes de Vitoria y Castilla directamente por el valle del Deba, o se empleaba la ruta que por San Adrián y pasando por Segura, Ordizia, Tolosa, llegaba a Hernani y Donostia. Esta vía era más utilizada para las mercancías navarras que para las castellanas.

América abrió un enorme mercado que consume mucho hierro, precisamente cuando la crisis obligaba abandonar los mercados tradicionales.

El continente americano también proporcionará nuevas posibilidades pesqueras: la ballena y el bacalao de Terranova, especialmente a partir de 1530. La ballena era explotada en su mayor parte por la grasa, que, fundiéndola, se convertía en aceite, un combustible esencial para el alumbrado de la época. Por su parte, el bacalao salado respondía a una fuerte demanda del interior, debido a las restricciones religiosas para comer carne.



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